sábado, 31 de enero de 2009

CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN EL MUNDO CONTEMPORANEO
Con el surgimiento de la Teoría de la Relatividad y, particularmente con el de la Física Cuántica, los dos pilares de la física contemporánea, se cuestionan las condiciones de posibilidad de la física clásica o newtoniana al margen de toda posible refundación.
Hoy nos encontramos frente a fenómenos asombrosos como el cambio permanente, la evolución, la expansión del universo, la explosión de estrellas, el nacimiento y muerte de galaxias como la transformación de partículas elementales, todo ello lejos de un orden cósmico inmutable e idealizado.
Esto entra a reafirmarse con los descubrimientos físicos de comienzos de siglo, donde se da la formulación del principio de indeterminación o incertidumbre de Heisenberg, que postula la imposibilidad de saber simultáneamente dónde se halla una partícula y a que velocidad se mueve, lo que manifiesta el carácter discontinuo de la naturaleza a escala atómica. Este principio deja abierta la puerta de la espontaneidad y el azar en el contexto de lo científico por cuanto que en el mundo de lo cotidiano nunca pudo estar bajo llave; pues la naturaleza sensible y cambiante del hombre siempre puso de manifiesto la creatividad artística y cultural de la sociedad como simple desobediencia a la rigidez de la razón.
Por esto mismo surge el cálculo de probabilidades y, el azar cobra un importante puesto dentro de la ciencia como constelación que da margen al nacimiento del universo, la diversidad y particularidad del mundo. Este principio junto con el principio de complementariedad de Bohr, como extensión de aquel, recoge las distintas expresiones de la vida, las integra, porque la naturaleza puede dar distintas versiones de un mismo fenómeno según la forma como se plantee la cuestión, o mejor, según las condiciones específicas en que se estudia un fenómeno. "Ahora somos incapaces -en mecánica cuántica- de predecir lo que sucederá en física en una circunstancia física dada, que ha sido dispuesta lo más cuidadosamente posible" (Feynman, R.). Esto por cuanto hoy, el universo se nos revela como regido por una gran ley de complementariedad pues, éste es tan continuo como discontinuo en su forma fundamental de existencia que no es otra que el movimiento.

Sobre desarrollo tecnológico en Venezuela, estamos muy lejos de alcanzar criterios coincidentes, de allí que es muy difícil generar una opinión institucional, sin antes pasar por un largo proceso de intercambio y análisis de ideas sobre el tema.
Aunque para otras variables algunos han logrado definir indicadores aceptados comúnmente, no existe una medida de fácil comprensión para el desarrollo tecnológico. Se entiende que alguna sociedad o nación tiene un mayor grado de desarrollo tecnológico que otra, cuando utilizando los mismos recursos, logra un mayor grado de bienestar o un mayor nivel de satisfacción de sus necesidades. Vaya a usted a saber que entiende cada quien por bienestar o por satisfacción de necesidades, apréndalo a medir y tendrá usted un índice de desarrollo tecnológico.
Indudablemente que el grado de desarrollo tecnológico, tiene mucho que ver con el conocimiento útil que una nación posee. Entendiéndose el grado de utilidad, como la capacidad de producir resultados deseados, con el mínimo uso de recursos disponibles. Nuevamente hace falta definir lo deseable, para poder medir la utilidad y en consecuencia el grado de desarrollo tecnológico y la estrategia a escogerse para mejorarlo.
La tecnología es conocimiento acumulado derivado de la investigación, sea ésta empírica e informal, sea ésta producto de complejos y metódicos procesos científicos dentro de la más estricta formalidad académica; siempre que el conocimiento en cuestión sirva para transformar recursos y convertirlos en productos y servicios que satisfagan mejor necesidades manifiestas.

Cuando se está en la cola de la caravana del progreso, existe la falsa creencia que basta con la compra de los artefactos, para automáticamente adquirir la tecnología que ellos representan. La posesión del artefacto es un paso conveniente, pero no suficiente.
Durante el siglo que estamos a punto de cerrar, Venezuela ha venido utilizando los excedentes generados por la exportación de recursos naturales no renovables, para importar cantidades importantes de artefactos, algunos de los cuales son producto de tecnologías avanzadas. Adquirimos dotaciones completas para la industria minero-metalúrgica, importamos -ensamblados o no- millones de vehículos automotores, adquirimos una compleja planta industrial para la explotación y parcial transformación de los hidrocarburos, tenemos equipos avanzados de telecomunicaciones e informática. Nos toca tratar ahora de determinar, cuál ha sido el grado de desarrollo tecnológico alcanzado en consecuencia.